El Circo Romano

¡Damas y caballeros! ¡Sean bienvenidos al circo romano del empresariado poblano!
A mis escasos 25 años e inminentes 26 me veo con una carrera con desarrollo cuestionable con dinosaurios de no más de 40 años de edad que cuentan con la ventaja de que “papi” les dio un negocio para administrar. Hoy estoy debajo de ellos recibiendo órdenes. Los “chicos malos de Puebla” están ahí reunidos cada semana para pasar al centro y darles el pulgar hacia arriba o hacia abajo a cada uno de sus empleados con comentarios déspotas, con respuestas de niño berrinchudo y ahí me tienen con el casco, la lanza y la red esperando a que llamen al centro del coliseo. Nuestro portero, es un hombre de mediana edad. Un carácter del estilo del Rey de Corazones de “Alicia en el país de las maravillas” y la reina son mis queridos jefes.
Hoy por hoy, se les ha denominado “Los 4 Fantásticos” por vox populi porque representan a la misma cantidad de integrantes del heroico cuerpo de salvación de las historietas. Sin embargo, en lugar de salvar el mundo, y llevarlo a un mejor nivel, lo han llevado adonde Jesús quería evitar que el César se lo quería llevar.
Estoy anonadado con el show. Hay amazonas acribilladas, valientes isleños apuñalados por la espalda después de ganar la faena, heridos y gente con trauma posbélico. Cada principio de semana, la sangre corre como el Río Grijalva y se lleva a todos sus habitantes a la chingada.
Me encanta ser el narrador semanal de mis más cercanos cuando les cuento las incongruencias que “Los 4 Fantásticos” planean para su querida planta operativa. Hoy la mentalidad Zen está en boga por la oficina. Simplemente se cumplen los objetivos y las horas como vaya saliendo mientras nuestro “Rey de Corazones” sigue dando vueltas como trompo por los cubículos con su voz de Titino pregonando las peticiones de lo que sus superiores han decidido esa semana. Y, si quieren saber cuál es el resultado de sus efectos de merolico, son los mismos que lo que a la gente de México le importa sobre lo que sucede en Mongolia: sabemos que hay mongoles, son mongoles, y morirán siendo mongoles.
Hoy me destaco por ser el directivo más joven de la planta. Me llama la atención si esto ha sido una jugada repentina por aceptar un “peor es nada” o si simplemente sobresalgo de la multitud que no aceptaría el precio que mi labor de obrero acepta actualmente.
Esto se le podría llamar un logro para los de mi carrera y mi edad. Sin embargo, al verme comparado con el encargado de la contabilidad que (esto no es broma) apenas está aprendiendo a hacer cuentas con una carrera patrocinada por una escuela inferior a la del Estado pero con precios superiores a los de la calidad de vida de un mediocre profesionista, lleva toda la “conta” de la empresa. Huelga decir que el tipo tiene una lengua tan larga para desacreditar a otros para salvar su pellejo y para lamer las joyas de la familia de todos y cada uno de los fantásticos personajes de mi historia.
Algunos capataces de otras empresas similares me dicen que está excelente, con todo y los maltratos matutinos de los fantásticos personajes de mi circo romano mientras me paguen. No cabe duda de que están del otro lado y el latigazo no les llega. Otros proponen que llame a la “Sociedad Protectora de Animales” y otros simplemente se ríen y me cuestionan qué demonios hago ahí.
De lo único que estoy seguro es que este gallo se quiere salir de ese guacal y buscar un gallinero más diverso. El arrepentimiento de haber abandonado a la gran refresquera es claro, a pesar de que la paga era peor y el mérito de ser un achichincle más en la gran empresa de “El Diablo Fernández”. A veces extraño ese anonimato. Al fin y al cabo era cumplir unas horas y percibir un puesto más con el renombre de pertenecer a un monstruo de empresa. Todo eso cambió gracias al ego y la necesidad de volverse independiente, claro está. Sin embargo, ha tenido sus “a segunes”.
Agradezco al empresariado poblano por haberme quitado unos cuantos kilos de encima por el estrés. Haberme convertido en un declarado adicto a la cafeína y la nicotina como nunca antes. Igualmente haberme vuelto un apreciador nato de la cultura de la facha puesto que mi labor exige una corbata y un traje que nos hace ver como chimpancés de afiche con el pretexto de proyectar una imagen profesional cuando los “futuros clientes” se sienten más intimidados por la imagen de “Power Suit” en lugar de sentirse atraídos.
Mis predicciones son las siguientes: la oleada que está aprovechando esta empresa (que por cierto es tratada como un changarro) tiende a disminuir en un par de años. Y esto se debe a que esta oleada se origina a partir de que los medios le ha metido a la cabeza de la juventud que es una carrera muy productiva y rentable la de ser un “preparador de sándwiches o de camas”. La labor que actualmente hago, la tomará alguien más tonto y más necesitado y con un déficit de gónadas para enfrentar a sus jefes como ellos mismos lo exigen y probablemente desaparezca la empresa con tanta rotación de personal.
Mientras tanto, aplaudo a todos esos “hijos de papi” que se hacen llamar empresarios que consideran que el maltrato a sus empleados es la forma más efectiva de llevar a cabo un resultado. Les deseo que el circo romano sea una reverenda fiesta que nunca acabe y nunca encuentren que el karma tiene peso.
Por ahora les aconsejo a todos aquellos que ven un rayo de luz en trabajar con los “más fuertes de este pueblo” que no sean tan incrédulos y busquen ser una excepción dentro de este tan llamado empresariado poblano.

Al Borde de los 26

En el puff sentado, oyendo la versión piratera de Fobia en vivo y con mis indiscutibles vicios a mi lado. Hay mucho que pensar.
Los últimos meses han sido interesantes en el sentido de “qué demonios pasará conmigo”. Actualmente, sentado en medio de la sala, el humo molestándome la vista y el vaso aún frío, me molesto al pensar qué demonios pasa con mi alrededor. Confiésome de estar un poco miedoso del futuro. “Los genios no deben morir” dice Nacho. Pero, ¿qué tan desprendido estoy de la realidad para considerarme uno?
Xochilita siempre dijo que conforme vas creciendo pierdes esa individualidad, ese sentido de ser único, apantallante, recordado para volverte uno entre la multitud. Anoche, viendo la tele mientras unos “güeros cara de ubre” donaban diez dólares a una comunidad en la India, le resolvieron la vida a dos docenas de chamacos para que tuvieran una escuela “decente”. Yo peleo por más de mil quinientos dólares para comprar mis caprichos. Diario peleo el futuro con mi pareja puesto que el presente es igual que comer cucarachas del baño de la central de autobuses. ¿Dónde estamos bien parados y dónde no?
Han sido varios años de recorrer para estar listo para lo inevitable: ser adulto. Ahora veo a mis primos en lo que llama Cuauhtémoc Sánchez, “La juventud en éxtasis”. Una se va al Cono Sur como yo alguna vez, el otro madrea a señores y la otra posa para el Internet sin prejuicio, ni precaución alguna. ¿Estaré harto de ser así o lo extraño?
Hace dos mese ya llevo bajando de peso. No sé si las lonjas, como las tenía, han bajado a las rodillas pero los ánimos sí. Diario es una lucha entre lo propositivo y lo conservador. De mí hacia mis superiores, de mi hacia el yo, del yo hacia mi querida. Estoy pasmado en entender qué es lo que falla en mi entendimiento por seguir animado, proponiendo, sin miedo a lo que sigue.
Hoy mi querida está pensando en brincar hacia la Capital de mi México. Yo me he resistido constantemente por no llegar a lo que alguna vez me dijo mi madre: ser un más. ¿Podré sobresalir entre tanta multitud? Si todos comen, lloran, defecan, deshacen como yo. ¿Qué puedo ofrecer? Tal vez estoy demasiado paranoico, cosa típica de mi persona.
Si dejara todo atrás y no volteara a ver,¿ reconocería a los que me reconocían? ¿Cuántos que estoy tratando de ayudar estoy dejando de ayudar con verme egoísta y abandonarlos?
Estoy buscando un apapacho para este momento. El trago se me hace eterno y el efecto está llegando. Las letras están colmándose de faltas de ortografía y la música pienso que será molesta para quien duerme. Pero no dejo de pensar y seguir tecleando como si fueran las últimas letras de este lugar al que llamo mi santuario del desahogo.
Ya no comprendo a la generación arriba de mi. Tengo ráfagas de calentura, de odio, de angustia, de esperanza y de muchas cosas que solamente el estómago me dice que se pasará. Enfrentar a humanos que nunca he visto superiores los comienzo a percibir inalcanzables y los que antes lo eran me resultan indiferentes. Es difícil entender que los veintiséis años que llevo parado en esta tierra han provocado cambios en el resto de la gente. Ahí me veo saturado de cosas, pero creo que faltan más y no sé si quiero seguir llenándome de ellas. A veces la vida sencilla en el monte como Sallinger me suena atractiva, pero no sé si se pierda el mundo de algo. Al final, creo que mi vida tomará un curso como la de los demás. Hmmm. Estoy delirando…

Foto de Éxito

Extrañaba un poco la “escribidasancia” y plantarme a quejarme en el blog de mis amores. Después de un rato de estar apretando los dientes no se pudo más y me resulto pertinente, por petición de mi compadre el Sampo que volviera a molestar -como suelo hacerlo- a través de unas cuantas andrajosas letras lo que mi maquiavélica cabeza de cohete maquila.
Desde la última vez que escribí, muchas cosas pasaron. Me enamoré de nuevo y de manera indefinida. La líder del sindicato de diseñadores incomprendidos es mi domadora y de cariño la he denominado como mi “Líder Gordilla”.
Es retebonito volver a soltar alguna que otra estupidez para alivianar tu día, querido lector, y esperar un poco de empatía con lo que este desganado y justiciero escritor busca regalarle a la bola de quisquillosos que esperan que hable de las cosas que pasan tras bambalinas con este charro negro.
Personalmente, creo que ha sido una importante etapa de transición tanto para la tierra con sus desastres naturales como mi mismísima vida con sus propios desastres naturales. Mi regreso inminente a la cachetería inactiva y la poca paciencia hacia el vulgo se han retomado como un Huracán Dean y me tienen al borde de pedirle a San Juanico me dé absolución.
A lo largo de dos años, la vida dio sus interesantes giros; un poco de radio, malvivido por el interés de sacar un fantasmísima servicio social; un regreso triunfal a mi relación con los incomprendidos y siempre sinceros amigos rockeros, una peleada y poco apreciada tesis dedicada a nadie más que a mí por haber completado sin ayuda de nadie tan “ahuevante”, criticado, poco defendido por mis aliados y cuasi-trascendental documento; una desintoxicación total de la vida social poblana gracias a la visión alternativa de la vida de mi etiquetada “Líder Gordilla”; y una exhaustiva búsqueda de un lugar en el Valhala de la Mercadotecnia como héroe local.
Finalmente logrados muchos objetivos, se conformó una lista en mi cabeza con la necesidad de encontrar todas las cosa que hoy, me tienen incómodo, que me dan ganas de suprimir definitivamente, y darle un hasta aquí para dormir y no depender más del Metamusil mañanero.
Me siento muy a gusto escribiéndote, carísimo y olvidado lector, me gusta mucho ver que me estás poniendo atención y te quiero regalar la lista de las cosas que me dan el solemne descanso de 5 horas diarias de sueño para ser un vívido, alumbrado y (con base en lo que en la empresa llaman un proyecto ambicioso que tiene la finalidad de ponerse antes que cualquier otro producto a pesar de ser de un diferente giro para poder ganar la atención de los consumidores ejemplo: aunque sólo quieran chicles, saldrán con su refrescote en la mano porque lo vieron primero en la tiendita) yo mismo: una foto de éxito.
He aquí lo que hoy me tiene tan alegre:
1. La incompetencia de mis compañeras de Recursos Humanos y sus características miradas vacías, pésimos speeches para vender ideas y horripilantes expresiones.
2. Las escasas aptitudes de estos insatisfactorios seres para reservar cuartos de hotel, avisar en distintas zonas la llegada de este héroe que busca aprender sobre la empresa que sueña entrar, organizar horarios, devolver viáticos, hablar claro para saber un futuro...
3. Trabajar de psicólogo de manera gratuita cuando yo necesito uno
4. La inmunda destreza para decirte que no saben de qué te hablan pero sólo repiten lo poco que entendieron cuando un superior les dio órdenes para frustrar tu día.
5. Los increíbles vecinos de mi novia que pelean por los estacionamientos como si fuera el último bife en Argentina y hacen estrategias de calidad Bondojito para no dejarte estacionar.
6. La gran calidad humana de un inepto hijo-e-puta hot-dogero que ni siquiera es dueño del estacionamiento de enfrente del depto. de la “Líder Gordilla” para regañar a los polis que bondadosamente me dan un lugar para lavar y cuidar mi carcachita “El Little Bastard” por escasas 2 anforitas de Don Pedro al mes para su beneficio. El muy galán del vende-carne-de-paloma-rodeada-de-pan-quemado hasta rajó con el dueño y resultó ser compadre del que renta el depa de la “Líder”. Gracias al Creador, ahí va todo ordenándose, pero va a tardar.
7. Tener panza
8. La gran constipación que cargo mentalmente puesto que mis pláticas resultan “inclusive” a mi “Líder” cuando está en juego mi psique.
9. La calidad para ser casi tratado como un Charlie (un pelirrojo que conozco que no sabe más que chatear y descagar compus cuando debiese trabajar y mantener a su familia) y cada vez que pido una sencilla cosa, resulta imposible puesto que, no está en la minuta de la discusión rutinaria de la sobremesa.
10. Tener un sueldo de vendedor de “mata-moscas-eléctrico” del Blvd. 5 de Mayo dentro de una de las empresas más importantes de Latinoamérica.
11. Soportar las inmundas “largas” que me dan porque nadie me quiere donar ni un morlaco en la mansión de éste, su sub-empleado.
12. No ganarme la Hummer del Palacio de Hierro
13. Ver que la gente no cambia su perspectiva y recuerda que hay un mundo más allá de: procesos del trabajo aplicados en dinámicas de juego de mis colegas, el antro de cada semana de mis charolastras, los problemas en la cocina entre mi tía y mi agoela adorada, la preparatoria de mi prima D-Lo, las bodas semanales de cada uno de mis compañeros de la primaria/secu/prepa/uni…
14. Ser motivo de burla de la “Líder” por no poder independizarme por falta de dinero y encima regresar al yugo del hogar aunque no sea siquiera tomado en cuenta más que para sólo tomar órdenes, regaños y molestias tan prosaicas como ver a La Tigresa en tanga.
15. Tener que tomar Ranitidina por los corajes y los taquitos de cáncer
16. Soportar por un mes comidas malas, hoteles malos, viajes fuera de presupuesto y puestos por mi bolsillo, disgustos con la “Líder”, ires y venires sobre mi futuro laboral.
17. Sobrellevar que una rubia sólo habla Poblano Mocho, no ha hecho siquiera examen profesional, y nunca ha hecho marketing y es nada más y nada menos que una de mis superiores en la chamba.
18. Estar en los zapatos de Tay cuando se tira a la tragedia. (aclaro, a la tragedia, no a “La Tragedia”; ese personaje no existe, ese vato se mantendrá quinto hasta que conozca a un tipo musculoso y varonil que le dicen “El Tiburón” o en su defecto “Gregory”)
19. Tragar todos los días que tienes que ser ojete con la gente para que no te vean la cara.
20. Hacerte leer tanta queja, paciente lector, porque hoy troné.
Por ahora, aclaro que queda mucho por secretar de mi cabeza. Prometo, será lento y doloroso, como arrancarte un vello de la nariz con un taladro. Así que mantente al tanto y verás, que la vida es una comedia, con muuuuuy malos chistes.

Nos vemos a la siguiente…