De Fiestas del Chivo y la Presentacion de la Preciosa Gober

¿Qué pasó? El milagro de no estar llenando mails estaba a punto de terminarse debido a que mi cerebrito se había ido de vacaciones al paradisíaco mundo de la fregada. Lo mejor es que sí hay pretexto; se me juntó que uno de mis bebés se enfermó y tenía que atenderse urgentemente, aprovechando las fechas cupidescas emprendí la idea de consentirlo a full y el otro andaba un poco flojo y desanimado porque no lo invitaba a jugar. El éxito esperado de hacer negocios se vio afectado por la minusválida atención de su Bigotudo Servidor porque estuvo atiborrado de información basura, una fiesta del chivo al estilo Vargas Llosa y una desesperante carga de obligaciones sociales con la Gober Preciosa que me anda dando de giros como machachaco desde hace algunas semanas ya.
Para novedades, me invitaron a una fiesta en un pueblo donde asistieron desde el año de 1531, más de seis millones de gorrones que buscaron oportunidad de vida y esperanzas de tener un terrenito, una familia, un changarrito y hasta una huella en la historia. Me decidí a asistir a la fiestuca desde el año de 1981. Llevé a la Preciosa Gober, por estas fechas, a degustar lo que en la fiesta se ofrecía y así me tuve de ocupado brincando de barra en barra, fiesta en fiesta, y hasta jolgorio tras jolgorio sin descartar una rápida visita con sus amigos jijosdelcharcoiris al antro este donde las chicas dicen que se portan mal. Sin embargo, la fiesta del chivo, de la que realmente platico, la dio un chacal en realidad. Todos eligieron ir a su fiesta desde hace un año y tal vez al precopeo hace unos seis años ya. La fiesta se llevó a cabo y uno de sus invitados confirmó la llegada de alguna aguafiestas que le iba a caer al chacal pa’ que le hicieran sentir desinvitada en el salón “Penal”. Hasta unos coñaquitos iba a rolar para la fiesta el cuadrúpedo éste. Lo interesante es que todos se enteraron de la llamada del chillón aquél y a nadie le hizo gracia. ¡Changos! Y para rematar la historia, pa’ que el chacal no se viera tan malandro, hasta mató una gallina vieja para hacerla caldo y así todos se voltearan a oír los cacareos de la pobre en lo que el chacal se hacía guaje.
Me decidí por reírme y pensar que qué fiesta tan mala y que qué mal platillo dieron. A ver si con unas copitas del coñaquito se me olvida, pero nanai. Lo que sí me entretuvo es que la Preciosa Gober. Me resultó muy social y ando del tingo al tango. Yo me niego, me escabullo y hasta le prometo unos becerritos pa’ que no se me alebreste, la Preciosa Gober es vampiresca, pajarera, inocentona, alburera y demasiado briosa. Ah, qué feo es hacerse el difícil. Pero, ahí voy de divo. Y, lo que pasa es que tengo que cuidar a los dos bebecitos que me esperan en casa para no se sientan malitos. Por ahora, me aventuro a visitar tierras jarochas por eso del tongoleleo febrerino que mis cuates me prometen “va a estar chingonsísimo, caón” y me da hasta fruncimiento cisiriscal de pensar en toda la bola de payasos, vestidas (o desvestidas) y alborotadero que me espera. La Preciosa Gober ya me amenazó que me cuide y que no ande saliéndole con sorpresas. Yo, sereeeeno moreno… Pero ya me prometí que volviendo del guateque costeño me regreso a echarle más huevos a la canasta y a consentir más a mis bebes: Brand Aid y Ardilla. A ver de qué lado masca la iguana y a rendirle tributo a la amenazante vampira.
Sigo quejándome más pronto de lo que creen, ahí les cuento…

Aniversarios

Hoy es mi segundo aniversario luctuso... No lo vuelvo a hacer...
Sigo informando

Carta a la Hipocrecía

Mi querida hipocrecía:
Te doy el menos cordial saludo y por medio de esta carta, te hago una invitación y aprovecho para contarte sobre lo que ha pasado en una conversación unilateral.
Hoy me reservé un espacio para los dos. Mesa con un par de sillas, una lista, una pluma, una escoba y unas bolsas para basura nos esperan a la orilla. Me he sentado, cándidamente a meditar la situación que persigue a cada personaje en la historia de un perdido que encuentra respuestas con señalizaciones de color café. Café como el color de tu interior, de lo que expulsas cada vez que haces algo, de lo que tienes en realidad en el alma.
Durante el cariño de una paciencia inmesurable, la garganta del tamaño de un viaducto, y las ganas de entender, me he dado cuenta de que he perdido tiempo. El tiempo nunca ha importado, claro, la vida sí. Y me resuelvo a evitar darte la satisfacción de otorgarte tranquilidad y paz ya que esta es una guerra que nunca va a terminar porque la marca que el hierro que usan para las reses ya nos dejó una prueba de que quema.
En realidad, he hecho el bíblico esfuerzo que requiere ser proclive al Alzheimer y dejar que las cosas se vayan borrando solas. Definitivamente no he desarrollado esa enfermedad, pero mucha gente a mi alrededor sí. Me da la impresión de que me costará mucho trabajo decir que todos los días vivimos en medio de la constante de pedir perdón o simplemente seguir haciendo mierda la vida de los demás. Todos los días, veo cómo los chacales se comen los restos del más débil de la manada, o del moribundo, o simplemente del inexperto en el campo, y en el mejor de los casos, al más vivo de todos. Me da asco, me da vergüenza, me causa abulia pensar que diario camino por el mismo prado. Al contarte siento cómo tus fauces se van afilando en tu comisura, donde tantos hijos no nacidos te has tragado en el borde del éxtasis coital con cuanto especimen se te ha cruzado por la mirada.
¿Tu gente sabe quién eres realmente? ¿Tu gente sabe cuántos medios comprueban tu escepticismo, tu apeste, el adjetivo que más describe tu verdadera identidad tetrafonética? ¿Te puedes dormir pensando que algún día alguien se te aceptará la condición de ser una forma de vida carnívora y carroñera que justifica su hambre con lástimas e historias más falsas que tu traje de oveja?
Durante nuestro encuentro he reservado para ti algunos platillos: la conciencia, la verdad y la penicilina. A estas alturas ya has de entender que fingir que uno pasta no significa que la carne no es sólo menester, sino placer, satisfacción y un merecido festín de sensaciones que siempre puede provocar el cambio de gusto culinario. Se nota hasta cuando te acuestas boca arriba.
He comparado mi ego, mi dignidad, mis ganas de aplastarte con el tamaño de tus colmillos, la amplitud entre tus estiradas extremidades, tu laxa pose de artista, de tu decepcionante y apestoso aroma ajeno. Varias veces me he tratado de dar el lujo de hacerte honores con mis mejores aliados pero nos da tanto asco pensarte que ellos se retiran a su lugar y se deciden a guardarse en un sueño más emocionante, como el de lavarse y hacer de un creativo, lo tangible de la imaginación.
Me enferma tu voz, me enferma tu cara, tus dientes, tu cabeza y tu pelo. Me eferman y siento que me sobra junto con tus imágenes mentales, físicas, tus trapos, tus accesorios, tus perdones tan fingidos como tus ojos al intentar justificar tus leitmotives para funcionar como puerta de hospital IMSS, y me estorba la marca del hierro hirviendo.
No he hallado la manera de deshacerme de ti hasta que mi justicia sea palpable. Me sobra tanto de ti que no quiero, ni deseo, ni pido que tus cuatro patitas sigan funcionando, y me dan ganas de vomitarte hasta no dejar ni una gota de ti en mi cabeza. Qué hipócrita es tu mundo y los de tu clase.
Me encanta la idea de pensar que mañana te despertarás pensando que esto ha sido una cena de tres tiempos que simplemente puedes desechar como un domingo cualquiera. Y que te irás de cacería con tu disfraz de oveja. ¿Sabes? Lo interesante es que en la próxima cena no estaré yo, ni en la misma mesa, ni con el mismo interés de pagar la cuenta, algún otro curioso caerá en la mesa y me hará el honor de compartir mi opinión sobre la lista, la pluma y el contenido de cada una de las hojas.
Las cebras, cebras se quedan, las rayas nunca las perderán y los chacales seguirán comiendo carroña, fírmame que no es cierto con la pluma. La carne siempre estará ahí llamándote, y tu disfraz lo usarás hasta que te lo lleves al fondo de la tierra donde los insectos harán de ti lo que tu hiciste de los demás durante tu ciclo.
Sería muy hipócrita renunciar a mi sentimiento, pero también sería muy hipócrita decirte que el humano perdona siempre, porque el humano no lo hace en ralidad. Y tú, animal, seguirás siendo un animal que no entiende, que sigue y vive como tal. Errar es humano, cierto... ¿te consideras parte de este género? Creo que no, el raciosinio no te lo permite.
Creo que es hora de barreré las cenizas que nunca hubieron, los restos de un remedo de ente, y mejor tachar de la lista que existes y que desistirás a dicha invitación.

No hay mayor deseo en mi abrazo mas que pedir que tu especie se extinga, aunque el mundo me quede solitario. No hay perdón para tus peticiones ni la misma hipocrecía.
-- Miguel

PD. La guerra seguirá hasta tu último palpitar

Apostándole

Se vinieron los juegos de invierno, el super bowl, la bola de torneos de fut, el aniversario de laplaza y de paso, las apuestas. Me han mantenido al tanto y ocupado ver más nichos de oportunidadespara criticar y divertir. Por eso me he tardado en contarte mis minucias de esta semana. Para los musulmanes resulta que les tienen prohibido apostar, meterle el billullo a la suerte yemocionarse como changos en el Caliente de Las Ánimas lo tienen considerado pecado (no es pezmuerto, es pecado). Pos me considero por elección budista-católico-apostólico-romántico, pero melimito a adoptar algunas ideas de alguno que otro grupo que tenga ideas que me encajen (no todo meencaja, cochinos!!!). Bien a bien, ahí la llevo con las ideologías. Agarro de esto, de lo otro, ycuando me conviene, hasta musulman resulto, pero no pa' todo. Porque me puedo considerar un pocoadicto a las apuestas cuando se trata de arriesgarle al estilo Bolsa de Valores. En realidad, losvalores en la bolsa los traigo y siempre se me van al cielo o de plano pa'l sueluco. Pero lostraigo ahí y los apuesto cuando pueda. Generalmente gano... pero en el tema del amor, siempre legano y el menso del amor pierde. Es bastante divertido. Hace poco me propuse volver a apostar yparece que me está ganando. No sé bien cómo está la cosa, creo que no le sé a la quiniela o no leílas reglas... Ah, canijo!! Es como amar a Dios en tierra de indios. Lo más interesante es a lahora de ver el final del partido y notar cómo quedó el resultado. Los apostadores ganan o pierdenhasta la camiseta. Creo que ahora se me olvido la camiseta, a ver qué pierdo. Viene la fecha dondelas apuestas suben y se ponen bastante turbias. Los apostadores se esmeran con churriguerescos,cursis y costosos regalos, propuestas y apuestas donde salir perdiendo puede costarte muy caro, ohasta barato. La cuestión es ver qué tanto está uno dispuesto a perder. Y claro, qué perder. Desdemi cerro salingeresco me he puesto a observar cómo el casino de los tórtolos se empieza a llenar,los juegos se abren y los latidos comienzan a pegar como marcha de 5 de mayo con tu compa Mario enel frente muriéndose de hueva y tragando moscas pero quedando bien. Así la veo y hasta le estoysacando ventaja también. El San Violentín se viene y lo estoy promocionando a modo de prueba parami business, (oshkae??) y chicle y pega y sale buen negocito para seguirle metiendo. Lointeresante es que promuevo el antagonismo hacia la fecha, pero también estoy pensando en metermea apostar a ver si le gano. Por ahí me dijeron que voy a perder. Vamos a ver si es cierto... Looptimista o pesimista de este caso es que ya no se si quiero perder o ganar. Quiero jugar y laplaza ya la partieron, ya mero dan la campanada y arriba de sol y sombra están esperando larespuesta que salga del toril. Pus... ni pedo... ahora vamos!! Pero ahora me voy con elconocimiento de que la mentira, el juego, la decepción y la porquería del rumoreo está a algunosmetros abajo o flotando entre apuestas junto con los proyectos de primermundismo de este país y medoy el beneficio de la duda de haber soportado más tiempo y haber sido el perdedor de la apuesta yel perdedor del juego. Pero te apuesto que no has entendido a qué le apuesto ahora. Mientrastanto, te doy la tranquilidad, mi querido lector, que ando feliz como lombriz y que los recuerdosde meses para acá son solamente un tema más de conversación y de vergüenza para un ego que secompara con la bajeza de cuanto ridículo personaje de comic se me haya aparecido diciendo purababosada respaldada de más babosadas. Ya me libré de ese "demoño rojo"... Nomás me quedó eltrinche, la cola y los cuernos guardados en la bodega... Y ahí sigo contado...