Segundo Round con Una Mitad de Merecidos

1995, Alanis Morrisette se reinventa con un look más rebelde, unas letras desgarradoras sobre lainfidelidad, el amor, la rebelión de una mujer en el mundo del hombre con una revolución, unanueva voz llegaba para quedarse. Con 14.5 millones de copias vendidas ya para 1999, gracias a“Jagged Little Pill”, esta canadiense se convirtió en la primera voz feminista e ícono delchick-rock en el mundo. Un año antes, saca su segundo disco “Supposed Former Infatuation Junkie” yel anterior se seguía vendiendo. El nuevo casi no fue popular y se olvidaron un buen tiempo deella. ¿Qué pasó? Las segundas partes resultan apestosísimas. Los Menudo, Bronco, Mötley Crue,hasta el programa de VH1 “Bands Reunited” lo comprobó. Siempre se me han hecho una porquería. Se vuelve tan predecible todo. Para mucha gente, la segundaparte es una forma de regresar a aquel lugar donde se sienten seguros. Puede que un gran defecto de los sagitarios es que siempre nos ha gustado ir sin direcciónconcreta y que lo nuevo siempre nos llama la atención. Por otra parte, veo tanta gente que siempreva a pedir un segundo chance. No sé qué decir con respecto a ellos, para mí siempre será denegadoel permiso de hacer tal cosa.Porque siento que recorrí ya esa vereda, y las expresiones, y las cosas que son, siempre han sidoy se vuelve un poco monótono. Está claro también que saca un poco de onda ver los pocos cambiossimbólicos que ocurren al volver con esa otra persona, situación, trabajo, película, o cualquierotra cosa. Y sólo tú tienes que aceptarlo así. ¡Qué hueva!
Llevo varios días encontrándome a personas conocidas de hace tiempo. Que si salía con ellas, o quesi fuimos algo, o simplemente me agarraron de Kleenex en una borrachera y necesitaban desahogarsepor lo mal que les fue. Es muy interesante ver la expresión que tienen cuando les veo queregresaron con sus ex (Nota: no tiene que ser específicamente ex de noviazgo, puede ser “quever”,free, manita sudada, booty-call, lo que sea). Es una mirada, la que te echan, tan polisémica:vergüenza, enojo, cara de premio de consolación, mirada de “sí y qué…” pero con poca convicción,esa expresión de “ni modo, pero quiero”.
Cada que les veo me resulta perturbador, difícil deentender con mayor profundidad aún aceptando que he pasado ya por ésas; porque se siente esa sutilinclinación hacia la defensiva, esperando que les juzgue en el momento y la verdad es que no menace. Y al momento de hablar, no hay qué hablar.Bien a bien, te pueden justificar por qué regresaron y siempre vas a leer entre líneas que eraporque no pueden empezar de nuevo en blanco su vida. Es un poco triste; siempre es esa necesidadpor no estar solos y “el peor es nada” está a la orden del día. Otra de las tantas segundas partes que me pueden calar son las de los que viven el segundo aire.¡Hay hasta anuncios que los apoyan! Y ves cómo sale un tipo de cincuenta y chingo de años en uncarrazo pero con los vidrios polarizados para disimular la papada de moco de guajolote y los“rayos” naturales de cabello que se cargan. Y es la misma necesidad de pertenecer. Hay otra cosa que suele pasar: las primeras veces resultan buenísimas para cometer errores, y aveces se puede merecer una segunda oportunidad. Obviamente, se vale y funciona así también. O,¿cómo ven?
Hoy me he dado cuenta de que muchas veces no fui el mejor en la primera vez que hice muchas cosas.De hecho, tiene que ser así. Las primeras veces rara vez son un éxito. Me acuerdo que cuando me dimi primer beso con una galana ni sabía qué estaba haciendo, pero hice lo que hice y ella hasta mefelicitó. Probablemente ella era pésima besando también. Y no me acuerdo de ninguna otra primeravez que haya salido tan bien como para no pedir segunda oportunidad. Sin embargo, he tenido varias segundas partes y todas han resultado tan laxas, tan como MichaelJordan con el número 45, o como el regreso al mundo artístico de Fey. Perdonar es divino, pero volver a pasar por ahí para no cometer el mismo error es infrahumano. Espedir durante la segunda oportunidad que nos den una tercera, o mejor dicho “una segundaoportunidad dentro de la segunda oportunidad”.
Me he decidido a mantenerme constante con todo aunque sea para no darle una pausa para que no seconvierta cada rencuentro en un “Round Dos” y no permitir que se vuelva uno de los tantos ejemploscomo: cuatro mujeres en Europa, dos en EEUU, tres en el interior de la república, Jeepers Creepers2, los discos de The Cranberries, la segunda etapa de Aerosmith, mis trabajos. Me comprometo a ser solamente de una cosa y nunca determinar si se acaba o no. Ser como la energíay dejar que las cosas vayan evolucionando sin pausa.Creo que ya sé quién es mi mejor cómplice…

Crónica de la Tercera Ley de Newton

Cada lustro que uno cumple años resulta ser una mentada de madre. Es clave ver todas las cosas quehan cambiado en ti: que si la panza, menos pelo, si más pelo, si celulitis, si la condición, si lamúsica, la ropa, todo. Y es tan notorio que en el momento en que uno se da cuenta de que estánahí, no saben cómo sobrellevarlo. Pregúntenme, estoy a escasos meses de cumplir el cuarto desiglo. Generalmente ves en forwards algunos manuales de cómo has envejecido. Los Halcones Galácticos noentran siquiera en la programación de mis primitos de nueve y seis años. O quién sabe quiéndemonios era Bravestarr. Cuando volteas hacia atrás ves todos los apodos, los modismos y expresiones que caracterizaban atoda tu bola de amigos. Te acuerdas de las estupideces que hacías cuando no tenías nadainteresante qué hacer.

Si voltearas hacia delante, lo ideal sería pedir ayuda para no tener quever atrás y reírte o avergonzarte de quién eras. Siempre la gente se va a caracterizar por lo quehizo y será recordada por eso, no por lo que son meramente. Creo que puede haber algún reglamento,o hay datos implícitos para poder digerir lo que viene cada cinco años a causa de tus accionesprevias.

Hoy me di cuenta de que sí hay, y es rico oírlo; hacer tuya cada palabra aunque no te acerques altema del que se habla específicamente, los treinta años. Quienquiera que esté alrededor de esaedad está paniqueado por llegar o está viviendo el pánico de estar en ellos. Te preguntas si amarás por última vez, si alguien se aventará el paquete de soportar la pildoritaque te has vuelto. Te criticas y comparas relaciones que fallaron con la paciencia de los amigosque siempre debes de tener cerca y quererlos como ellos a ti por los años que llevan juntos. Sevuelve difícil. ¿No creen?

Al tener un amor, en el acto de demostrarle todo, sientes esa profunda quemada en el pecho que seextiende hasta la punta de tus veinte dedos. ¿Será la última vez que quieras? Parece que ya no,pero hay que aprender. Algunas veces, nos dejamos llevar por el amor y las señales por el tormento de no quedar parasiempre solos. La verdad es que, en algunos casos, la física le gana a las supersticiones, perohace experiencias inolvidables. Porque ambas cosas juegan un papel importante en los efectossecundarios de tu vida. Cuando te falta alguien, por más reciente que sea tu tiempo compartido a tu soledad, condicionasel “si tú no vuelves” y te haces en los pantalones. Te demuestras fuerte, te vuelves directo, oventajosamente rígido. La mentalidad recalcitrante de “pero sigo siendo el rey”, de “no habráesperanza y no habrá nada” se te pegan como rémora en la parte de atrás de la cabeza y sientes quela superficie del agua está tan alta que no le vas a alcanzar a menos que una fogueante manoentrará a sacarte de ahí.

¿Cuántas veces puedes morirte y volver a ser salvado? Quieren que parenlas calles, las horas y hasta el aire para que no sientas esa agonía. Pero al final pasa y tienesque volver a empezar, hacer babosadas, vestirte, oír y apodarte diferente para generar una buenahistoria y un buen plan de cinco años. Sin cita previa y fallida, me aventuré con unos compadres a ver jalado de la oreja un conmovedorchick flick protagonizado por freaks, psychos, alcohólicos, golfas y cafres que habla de todo loque les estoy contando. En realidad lo disfruté, me reí, me emocioné, dudé y aunque el rasposoolor del perfume de la espectadora de junto, el celular con el originalísimo ringtone de “LaMacarena” del de atrás y el frío incontrolable del aire acondicionado que trataba de reconfortar auna multitud de diez personas en una sala para doscientos no me dejaban adentrarme de lleno a lahistoria, comprendí que es cierto, no hay señales, sólo vidas y hay que renovarse continuamente.La tercera ley de Newton no te puede dejar más clara la onda de ti con la vida. Y lo mejor, es quetodos se relacionan con todo en un mismo momento. Vean la película mexicana de “Efectos Secundarios”. Lleven a su respectiva parejita, échense unaspalomitas y un refresco escondido en la chamarra. Una buena chamarra les vendría bien y claro,unas ganas de reírse de ustedes mismos. Disfruten el soundtrack, que tiene bastante buen score.Hasta encontrarán en qué usar cada canción para cada ocasión. Traten de ver con qué personajecoinciden. Puede ser que esta película esté hablando de su misma historia aunque no tengan treintaaños todavía.

Dolores, Mecanismos de Ilusión y el Incident e del Espagueti

-¿Hay material para escribir esta noche?Estoy fascinado con la serie Futurama que pasa en Fox.
Por si nunca has oído de la serie, trata deun chavo que se llama Frye. Por accidente, queda atrapado en una cápsula por mil años hasta quedespierta y se vuelve a adaptar a su nueva vida. Cuando se da cuenta, todos sus conocidos yahabían desaparecido y lo único que tiene como contacto familiar es un sarcástico tatara-tatara-(etc) sobrino que solamente tiene ciento cincuenta años de edad. Hay veces en que se me antoja vivir en aquella situación, pero encerrarme por mil años. Tambiénpor ver si el legado de mis congéneres y conocidos trasciende.
O si el mío también. Pero me da unpoco de miedo porque me quedaría totalmente solo. Siempre ha sido mi coco. Estas reflexiones me nacen cuando estoy un poco enfermo. Y es que la pseudo-efedrina me da siempreen la torre, me pone melancólico y me pongo a hacer cosas que no suelo hacer. Actualmente me he puesto a oír mucha música viejita: The Who, Led Zeppelín y un poco más para acácomo Deftones, A Perfect Circle, Smashing Pumpkins y Alice In Chains. Todos tienen rolas pegadorasque vienen con unos riffs tan intensos, que con la misma pseudo-efedrina me llegan, pongo másatención a la clase y me entra lo melancos…Ya saben, la música y los olores me provocan flashbacks impresionantes. ¿Cuánta música como la de ellos no ha sido pirateada en tantas formas? Puede que musical,intelectual, a nivel tendencia, influencia, no sé. Apenas me enteré que a los naquitos de Pandalos quieren demandar porque se fusilaron las letras y notas de algunas bandas ya conocidas en elgabacho como My Chemical Love, Green Day, entre otros. Me da pena pensar que somos al finalpiratas de ideas. Todo ya ha sido escrito.
Mis áreas, la merca y la publicidad, son ejemplos claros de la vendimia de ideas inciertas como el“úsalo y serás cool” o “cómpranos y vivirás mejor”. Me estoy exponiendo a la carrera de lasmentiras y la piratería creativa donde se proponen estilos de vida, se venden ideas inalcanzablesy se usan ejemplos pirateados de la vida real para reflejar que un producto puede coexistir entrenosotros. Es una enfermedad vender mecanismos de ilusión a ignorantes consumistas. Se enamoran, seadoloran, se ilusionan. Yo estoy adolorido. Tengo dolores físicos, psicosomáticos, desgastes que me provocan tristeza enla garganta, en el vientre al levantarme, en la cabeza al acostarme. Sin embargo, no dejo deescribir y desparramarme pensando que hay que enfrentarse. El descanso no se me da. Llevo días sin dormir bien. Anoche soñé con unas iguanas que meperseguían por toda la casa y al despertar pensaba que tenía una rara conexión con oír a JimMorrison tan seguido porque él es el Rey Lagarto. Pero me hice a la tarea de piratear informacióny pude ver en un cyber-diccionario de sueños, que soñar con reptiles no es nada bueno. Resulta quees algo negativo, triste, doloroso el símbolo de esos seres en tus sueños. La publicidad que me quiero impactar en la cabeza es que he estado enamorado y no estoy con ganasde volver a empezar. Se me fue un poco de lo que quería sin saber qué era y la misma medicina melo cicla como licuadora en la cabeza.
Querido lector, a estas alturas dirás que lo único que tengoen la cabeza es un espagueti hecho con iguanas, pseudo-efedrina y rock. Pero no, estoy enfermito ynecesito apapacho. Mi carrera futura me espera y tengo que enfrentármele aunque tenga la lanza atravesada entre lascostillas. El dolor de la pérdida es irreversible y deja una cicatriz en el costado bastanteespesa. Me vendo la idea, me ofrezco tener un mecanismo de ilusión aunque sea impalpable de quevoy a tener una mitad y que voy a estar completo hasta en salud. Comienza la semana y ya tengo mucho que hacer. Creo que sí tuve material para escribir.

Ráfagas

Es la tercera vez que despierto a las tres de la madrugada. Dicen que a esa hora es cuando se celebran cosas extrañas y diabólicas: tenebrosas. Pero procuro no poner atención a ese tipo de cuestiones. Sin embargo, me da un ataque de ansiedad. Siento que me falta un brazo, una pierna, ¡algo!
Me asomo bajo las sábanas y encuentro que todo esta en su lugar. Mi boca está seca, siento en la espalda humedad ya enfriada. Al instante, ráfagas me deslumbran y los párpados se aferran entre ellos sin condiciones. Veo desde adentro esos ojos, esa boca definida, oigo una risa y en el vientre un tenue rasguño. ¡Ese aroma! La piel se me eriza, los puños se definen y el cuello se endurece. Le conozco de poco y me ha seducido.
Me tiene desesperado que no pueda hablar. Es la tercera vez que me sucede en fila, y quiero levantarme de ahí. Tengo escalofríos, sé que me está viendo y que sus exhalaciones retumban en mis oídos. Quisiera echarle la culpa “al sistema” pero me conozco bien, no es así. Mientras tanto, las manos se han calmado y las palmas sienten cómo la sangre vuelve a transitar. La demencia me está colmando.
Cuando camino por los pasillos, la gente pasa a través de mí. Las paredes se dejan penetrar por mi desinterés y los umbrales de mi paciencia se enredan en un manglar de preguntas incomprensibles, inconcientes, incontestables.
Trato de agotarme durante el día mientras llego a la cama. Intento declararme moribundo para no dejar que las ráfagas me despierten. El pecho me arde y el calor es insoportable cuando trato de volver al sueño. Por otro lado, la sanidad de mis ideas se está volviendo una calle con baches, como la que veo cada que me asomo a la ventana a ver quién me contesta tras el alarido de mi encierro. Qué ansiedad me da ahogarme en ese calor, o en un líquido drifting sentimental y no sentir un brazo querido que se extienda para mí. Tengo miedo de faltarle a mi sangre, mi amor, mi aire.
Quisiera deshidratarme gota por gota sin llegar a ahogarme, dejar que corra un rato un reguero y que de ahí las ideas se me cultiven con el aire de un vuelo que recién nació tras la partida de mi última mitad.
La cama es una carátula donde soy las manecillas y los engranes mi impaciencia por concebir el sueño y pensar en otras cosas: que si el mañana, que si el al rato, que si el luego. Cada hora que marco una nueva idea para tener la conciencia en su lugar. Pasan cada vez más lento, y yo no sueño dormido. Las ráfagas son más intensas y me oprime el cuerpo un trueno que se formó desde la punta de su frente hasta mi plexo. Quiero paz.
Y cuando el silencio calma los latidos y el clima se templa, siento la oportunidad de despedirme del juicio. Pero no termina ahí; los primeros ases se filtran por la cortina sacudiendo las rendijas de mi visión y se acompañan por el loop de la naturaleza de cada mañana.
Creo que quiero volar lejos y alcanzarle el destino aunque antes fuera un ángel de la luz y ahora reine las tres de la mañana, para ver si respiramos igual, para ver si puedo dormir y finalmente descansar.